INDUMENTARIA
Teverga 1914 Agustina Pliego Alonso y amigas
Lo
que denominamos hoy día en Asturias, "indumentaria
tradicional" son los trajes
utilizados por el pueblo durante la mayor parte del siglo XIX
y que corresponde a los últimos modos de vestir claramente
diferenciados entre unas regiones y otras e inmediatamente
anteriores a la unificación de modas, usos y costumbres que se
produjo paralelamente al progreso de las comunicaciones y a la
convulsión social que trajo consigo la revolución industrial.
Antes
de 1700 los trajes eran muy diferentes de los considerados hoy día
como tradicionales, según nos
cuenta Laurent Vital, el cronista oficial del Emperador Carlos I
cuando desembarcó en Villaviciosa.
A
finales del siglo XIX el traje comienza a perder la identidad, alargándose los calzones en
los hombres, perdiéndose el uso de la montera, cambiando el corte
de las chaquetas y, en las mujeres suprimiéndose el uso del
dengue y el mandil, y abandonando poco a poco el pañuelo.
En resumen, tanto hombres como mujeres van cambiando la
indumentaria característica y uniformándose con el resto de las
provincias.
La
crónica del desembarco del Emperador es un documento precioso para
nosotros. Encontramos en él no solo la crónica de la llegada, sino
también las impresiones de una persona extranjera, completamente
ajena a nuestras costumbres, que describe aquello que le llama la
atención, lo "distinto", pero también lo cotidiano; y,
¿qué es lo que más destaca?, Pues justamente las cosas que más
pueden interesarnos, es decir: El lugar donde desembarca, cómo es
de pequeño el pueblo, cómo viven sus habitantes, la pobreza que
observa, si son amistosos o no, que tipo de traje llevan tanto
hombres como mujeres, cómo van calzados, qué tocados llevan, de qué
manera celebran la llegada del emperador, cómo organizan la fiesta
para agasajarlo. etc. etc.
Las
descripciones son completas y muy detalladas, a veces resulta
curioso que entre en detalles tales como las arrugas que llevan las
mujeres en sus medias, pero gracias a esto tenemos una visión
bastante aproximada de la indumentaria que llevaban los asturianos
del s. XVI.
El
relato es más o menos como sigue:
El
Emperador, que nunca había estado en España, salió el 8 de
Septiembre de 1517 del puerto de Flesinga para ser coronado rey.
Las tripulaciones estaban formadas en su mayor parte por
vizcaínos que querían desembarcar en Vizcaya, pero por un error lo
hicieron en Tazones. Como
el pueblo les resultó pequeño para tanta gente, remontaron en
lanchas de remos la ría de Villaviciosa, donde desembarcaron el día
19 de septiembre.
La
lancha del Emperador llevaba el pendón de Castilla y gracias a eso
no fueron atacados por los asturianos, que al ver tanta gente
creyeron que se trataba
de un ataque pirata.
Laurent
Vital al escribir sus impresiones dice que
en estas tierras no se cultiva más de lo necesario para
subsistir porque son hidalgos, pero a pesar de esta nobleza, son muy
pobres y la mayoría van descalzos.
Los
hombres dice que eran "poco galantes y adustos". Las
mujeres "más corteses benévolas y tratables", y continúa”:
Las mujeres de aquellas regiones van vestidas sobriamente con tela
de poco precio y lo mas a menudo sus hábitos no son mas que de
lienzo. Sus adornos y atavíos de cabeza son extraños y tan altos y
largos como en tiempos pasados solían ser los de las damas y
doncellas con sus altos tamboriles, pero no son tales, sino que son
adornos hechos como respaldos, cubiertos por debajo de tela,
bastante al estilo pagano, resultándoles muy penosos de llevar y
muy costosos por la gran cantidad de tela que emplean en ellos, pues
les cuesta tanto como el resto de sus vestidos.
"A
mi parecer, no podría comparar mejor esos adornos que con esas
mujeres de pueblo que han cargado en la cabeza ocho o diez pisos de
colmenas cubiertos con una tela, o con una mujer que se hubiese
revestido la cabeza con una gran cesta de cerezas, pues así son de
altos y anchos por encima esos adornos.
Las
mujeres van allí, como los hombres, la mayor parte del tiempo sin
calzas, y si las llevan son anchas y rojas y llenas de frunces, a
causa de que no llevan ligas. Yo vi algunas que llevaban botas hasta
media pierna, y creo que a la mayoría de estas mujeres no les hace
falta peineta ni cordones para sujetarse el pelo, pues debajo de
esos altos adornos llevan muchas negras y grises lentejuelas...
Igualmente
las chicas casaderas van pobremente
vestidas y la mayoría con tela de lino o con un pobre refajo sin
mangas y tundido, teniendo las orejas horadadas para colgar de ella
en día de fiesta, cuando van a divertirse, a la vez crucecitas de
plata, pendientes y otras chucherías a su gusto; Alrededor del
cuello llevan, a manera de collar, rosarios de azabache, a veces de
ámbar o coral y también cordones negros llenos de nudos...; y a
dichos collares, cuelgan y atan alfileres y otras menudencias,
Los días de hacer van con los pies desnudos y vestidas tan
sobriamente, por lo cual no parecen tan bellas como parecían si
estuvieran mejor vestidas".
El
24 de Septiembre la comitiva real pasa por Ribadesella, y de nuevo L.
vital nos proporciona noticias sobre la indumentaria allí vista:
"Vi
a las mujeres, dice ataviadas con adornos hechos de la manera más
extravagante,
pues parecía
que llevaban sobre su cabeza unos objetos de forma tal, que resultan
el adorno de mujer más disparatado que nunca se ha visto porque así
como las locas, llevan la caperuza hasta las orejas y encima el
cuello y la cabeza de un gallo, que les cae encima de la frente, así
las mujeres casadas de esta comarca llevan una banda o tira flexible
tela ligera recogida a manera de tubo en un astil del grueso de
media ana y de tal modo recogida y arrollada sobre la cabeza que el
extremo de tan curioso artefacto viene a caerles sobre la frente.
Las mas gallardas y bonitas hacen el astil tan firme tieso y
extendido que no hay medio de llevarla mas que con la cabeza
erguida, y ponen el
extremo de este tubo de tela de un color distinto que la del astil,
tanto que si estos son blancos, el tubo es amarillo y viceversa, y
nada hay que más extrañe que el ver esto por vez primera, por lo
que da qué pensar el aspecto de tan curioso atavío".
Refiere
el cronista que muchas veces la patrona se quejó ante él por el
uso de tan costosos y molestos tocados pidiendo que se interesase al
rey o a sus grandes maestres a fin de que decretasen la abolición,
para lo cual, por que consejo se dispuso a presentar un memorial de
cuyo contenido habló L.
Vital al monarca y á sus acompañantes.
Estos que se habían reído de semejantes "modas nuevas y chistosas" demoraron el asunto hasta que el rey se hallase cerca de los consejeros de Castilla "que son los que saben las costumbres del país" cuyo desagrado debieron los interesados haber manifestado antes "al rey de Aragón y a la reina su mujer".
Y
como si este tocado no denunciase su remoto origen asiático
de primitivos pueblos asentados en Asturias, el mismo
cronista supo por un anciano el origen mas que tradicional
novelesco, de las altas tocas impuestas por un rey de Castilla y por
el prelado, a las mujeres resistentes a la fe cristiana, crueles con
los hijos e impulsadoras de sus maridos para que también
resistiesen la nueva y verdadera religión".
Parece
que el rey atendió posteriormente estas peticiones, pues de todos
estos tocados no queda nada, y nada se parece lo descrito por el
cronista con los tocados y trajes que hoy día consideramos nosotros
como tradicionales de Asturias.
Remontándonos
al siglo XVI, el 6 de Junio de 1500,
los Reyes Católicos promulgan en Sevilla una Real Pragmática (que
se conserva en el archivo del Ayuntamiento de Ocaña),
"Relativa a reformar o más bien a reprimir el lujo que se
notaba en los trajes de las dueñas de este Principado y sus cuatro
sacadas, permitiéndoles que pudieran traer, estando en su tierra
"aljubas y pelotes, mantones y tapapieses y otras ropas de
vestir con broches de plata dorados y esmaltados, guarniciones de
plata de martillo, botones de plata blancos y dorados, "tegidos"
de seda con cuerdas de hilo por cintas
guarnecidas de oro y plata, caireles de hilo de seda de oro,
y tiras de trenza de oro tan anchas como un dedo, por las bocas de
la ropa".(Antigüedades y cosas memorables del P. deA ).
En otro documento de esta época se describe como las
doncellas tienen que vestir y lucir un tocado especial, que pierden
al cambiar de estado, de modo que está prohibido bajo pena de 100
azotes el llevar tocado
de doncella sin serlo.
En el siglo siguiente, el año 1661 se encuentra un "expediente promovido a instancia de Pedro Gurrea y Melchor Díaz de Posada vecinos del valle de Celorio, solicitando que se reformaran los tocados de las mujeres de aquel valle por su gran coste y perjuicios que se seguían a sus haciendas, por ser cortas sus facultades para hacer estos gastos y porque era motivo de envidia para las demás; que dichas tocas se habrán de reformar como las que se usaban en la villa de Llanes, por cuanto las mujeres casadas de Celorio las traían largas de veintiuno a veintidós varas de lienzo fino sin tejeduría de seda y que cada una tenía por lo menos tres." De todo esto quedó el siguiente dicho que llegó hasta nosotros: "Las mujeres de Posada, como gastan tanta ropa, parecen abregantines navegando viento en popa." (Antigüedades y cosas memorables del P.de A ). En las Ordenanzas Generales de Principado se prohibía vestir seda a artesanos labradores y menestrales y asimismo se prohibía portar espada como signo de distinción.
El
s. XVIII comienza con la guerra de
Sucesión que duró diez años de 1704 a 1714 y en la
que Asturias tomó partido por Felipe V. El cambio de dinastía
trajo consigo la hegemonía política y cultural de Francia y hace
que la moda francesa se imponga en toda Europa y por supuesto en
España influyendo en el modo de vestir, no solo de la nobleza, sino
también del pueblo. Esta influencia es tan grande, que muchos de
los términos usados en los documentos de la época para denominar
las distintas prendas, no se encuentran en los diccionarios españoles
contemporáneos pero aparecen en los figurines de moda franceses.
Aunque
se refiere a la corte, y no a los aldeanos asturianos, es muy
interesante la publicación de
Amelia Leira, sobre el traje del país durante el reinado de Carlos
III, y su uso, frente a la nueva moda francesa:
"Las
mujeres usaban los trajes franceses en sus casas, para ir a fiestas
y dentro de los carruajes, pero para ir por la calle o a la iglesia
llevaban un traje característico del país. A los extranjeros que
vienen a España en estos años les llama mucho la atención y
encuentran a las mujeres muy guapas y favorecidas con él. consiste
en el jubón,
chaqueta corta ceñida al cuerpo con mangas largas y estrechas, la basquiña,
falda negra que se pone sobre el brial o
guardapiés y la mantilla,
negra o blanca en la cabeza encima de la cofia,
bolsa de tela que recoge el pelo y se ata en alto con un lazo.
Jubón con abrochadero de cordón S.XVIII-XIX
Con
la basquiña y la mantilla iban las mujeres por la calle y se las
quitaban tan pronto como entraban en su casa o en alguna otra donde
fueran a estar algún tiempo; también se las ponían encima de los
trajes franceses."
..."en cuanto a los hombres, adoptan desde principios de siglo el vestido francés "a lo militar" compuesto de casaca, chupa y calzón, las tres piezas del vestido masculino que, evolucionadas, han perdurado hasta nuestros días. En tiempos de Carlos III la casaca, o chaqueta exterior, se ajusta al cuerpo las mangas se hacen más estrechas y largas, los faldones tienen menos vuelo y se abren cada vez más; .....La chupa o chaqueta interior, pierde las mangas largas y se acorta; cada vez con mayor frecuencia se sustituye por el chaleco; el calzón cubre la rodilla y se abrocha con una hebilla sobre la media..."
En Asturias, encontramos en Las Ordenanzas Generales del Principado fechadas en el año 1781 la prohibición de vestir seda a artesanos, labradores y menestrales, y la clase de paño que cada labrador podía vestir según su hacienda. En esta época las clases sociales estaban fuertemente diferenciadas y era impensable que los campesinos vistiesen como magistrados o menestrales, teniendo cada clase su modo de vestir perfectamente definido.
Mujer con mantilla
En una sociedad tan libre como la actual, respecto a la indumentaria, nos resulta casi extravagante la cantidad de leyes y normas que en siglos pasados regulaban el modo de vestirse y calzarse y las disposiciones sobre el uso de las distintas telas, tocados y joyas, según la condición social de cada persona, que fueron una constante casi hasta nuestros días.
Una muestra de lo mucho que se ocupaban y preocupaban por el modo de vestir, la encontramos en "La historia de la Administración de justicia y del Antiguo gobierno del Principado de Asturias" escrita por M. Sangrador y Vítores quien refiriéndose al año 1860 y después de recordar las Sinodales del obispo Pisador, añade: "También debe influir á nuestro juicio en los delitos de que nos vamos ocupando, lo provocativo de los trajes de las aldeanas: estas son ordinariamente esbeltas, robustas y por su ejercicio constante de las rudas faenas de la agricultura, de gran desarrollo en sus formas, que se pronuncian de un modo muy notable en la parte superior de la cintura, por el arte con que se ajustan las cotillas y graciosa colocación que dan al estrecho dengue, que apenas llega a cubrirlas por completo: las sayas de bayeta de distintos colores que visten, son en extremo cortas, y si bien esto contribuye a darlas más aire, garbo y donosura, dejan al descubierto sus desnudas piernas, y al ejecutar ciertos movimientos o al caminar por terrenos desiguales, dejan ver algo más de lo que la honestidad y la decencia permiten; aunque pudiera decirse que acostumbrada la vista a estos trajes, no llegan a producir impresión, sin embargo, creemos que la constante presencia de objetos que puedan excitar el sensualismo, no pueden menos de ser peligrosos y un incentivo poderoso para delinquir."
A estas condiciones impuestas por las normas, se añaden las limitaciones comerciales y económicas, ya que en Asturias y en aquellos años, las telas que se utilizaban salvo raras excepciones, para vestidos de fiesta, eran distintos tipos de paño de lana para el vestido exterior y lino para la ropa interior, al no poder disponer de algo tan común hoy día como el algodón, que aquí empezó a introducirse a finales del XIX.
En
las últimas décadas del siglo XVIII las industrias catalana
y castellana del algodón
y de la lana se hallaban en pleno desarrollo pero en Asturias
la demanda era inexistente
a causa de la implantación y menores precios del lino.
En lo relativo a trajes de fiesta que solo se usaban en ocasiones especiales, así como su uso era excepcional, también lo eran los materiales de que estaban hechos. Todo ello como es natural dentro de las posibilidades de cada uno. Muchas veces los paños eran traídos de fuera por ser de mejor calidad, siendo muy apreciados los de Bejar, Somonte y Segovia, se usaban terciopelos (velludo), algodones, pañuelos de cabeza traídos de fuera, encajes, lienzos finos, telas pintadas y en fin todo aquello que hiciera el traje más rico, más llamativo, distinto del de todos los días. La indumentaria usada en las fiestas era por otra parte un signo externo de riqueza y había verdadera rivalidad por lucir las mejores prendas.
INDUMENTARIA
TRADICIONAL DE LA ZONA CENTRAL DE ASTURIAS.
Indumentaria
asturiana de la zona central
Lo
que hoy día conocemos en Asturias como indumentaria tradicional,
es curiosamente la
utilizada por el pueblo durante un periodo de tiempo
bastante corto. Podemos fijarla de un modo aproximado entre
1780 a 1880. De la documentación estudiada, tanto la publicada, como
la que tuvimos oportunidad de consultar personalmente, se desprende
que, antes de esa época las distintas prendas usadas difieren
bastante de lo que hoy consideramos como "traje
tradicional", y después de 1880 las prendas van transformándose
y uniformándose hasta llegar a las que utilizamos en la actualidad.
Por otra parte, los nombres con los que denominamos las distintas
prendas, son los utilizados durante el siglo XIX, más conocidos
para nosotros que los que se usaron en el siglo anterior.
Todo
lo que vamos a describir a continuación,
se refiere principalmente a los
trajes de fiesta, ya que los trajes de diario o trabajo son
iguales en toda Asturias.
Antes
queremos mencionar la división de nuestra región, en tres zonas
separadas por los ríos Sella y Narcea. Estas tres zonas son:
La Oriental, que va desde el límite con Cantabria hasta el
Sella, La Central , del Sella al Narcea, y La Occidental del Narcea
hasta Galicia. Estas zonas tienen notables diferencias en el vestir
cantar y bailar. Por eso el folclore de Asturias es tan variado
aunque la región no sea muy grande.
Ciñéndonos
a la zona central diremos como introducción, que a causa de la
industrialización, fue la que primero se modernizó y ello trajo
consigo la pérdida de la
indumentaria tradicional que dejó de usarse primero en las ciudades
más grandes y poco a poco en la totalidad de los pueblos.
La instalación en Gijón de la fabrica de "La
Algodonera" en 1901 fue
definitiva para el abandono de los linos y paños tejidos en telares
artesanales y como consecuencia
para la modernización de todo tipo de prendas de vestir, iniciándose
con rapidez un cambio que poco a poco alcanzaría a la
totalidad de la región.
CALZADO.
El
calzado sea femenino o masculino es igual en todas las zonas de
Asturias. Los días de fiesta, las mujeres llevaban zapato de cuero
hecho a mano de color natural o negro, de atar o de hebillas, y en
ocasiones usaron botas atadas con
cordones o cintas. Los
zapateros más famosos fueron los de Noreña y Pimiango. También
usaron escarpinos, solos o con madreñas. A veces ponían las madreñas
solas con hierba dentro, para no gastarlos.
En las zonas de montaña usaban coricies, con escarpinos de
sayal.
Los
hombres se calzaban igual que las mujeres cambiando la hechura de
los zapatos que eran los llamados "de oreyes", y usando
también botas.
Incluimos
aquí también las polainas que se utilizaron en toda Asturias.
Según las define L. Argüelles, "son sobrecalzas,
hechas regularmente de paño que abrigan el pie y generalmente
cubren la pierna hasta la rodilla y que se abotonan a la parte
externa de la pantorrilla....conocidas en algunos lugares por escarpín
subido con impropiedad..." Podían llegar a la rodilla, en cuyo
caso no se veía la media ni el calzoncillo, como ocurría en las
zonas montañosas. En
otras ocasiones terminaba algo más abajo y sus extremos eran
redondeados. Así se usaron en el concejo de Siero.
MEDIAS
Cuando
se vestían de fiesta eran de uso obligado. Hechas con lana de sus
ovejas teñida de distintos colores y tejidas a mano por las mujeres
de la casa, con dibujos variados. Podían ser rojas, amarillas,
negras, azules, o
blancas, pero parece que se usaron más las dos últimas. Muchas
veces iban bordadas con lana de distinto color.
Eran casi iguales las de hombre que las de mujer aunque estas
utilizaban mas colorido.
ROPA
INTERIOR
Tanto
la ropa interior femenina como la masculina eran iguales en todas la
zonas de Asturias; estaban hechas con lino del país.
La
ropa femenina la componía habitualmente una sola camisa,
que llegaba por debajo de la rodilla, y sería parecido a lo que hoy
llamaríamos camisón. Esta camisa era tanto interior, como
exterior. De escote cuadrado, con mucho vuelo en las mangas que se
recogía en el puño. Llevaba unos cuadrados de tela cosidos debajo
de la sisa para darle amplitud En ocasiones el faldón era de
"mediana" (tela
de lino de peor calidad). Posteriormente
a finales del siglo XIX la camisa se fue acortando y se desdobló en
dos prendas, la de arriba que conservó el mismo nombre y la falda
que pasó a llamarse enagua.
Camisa de lino (original de finales del XIX)
La
ropa interior masculina consta de Calzoncillos
y Camisa. Los calzoncillo eran de lino como toda la ropa
blanca, largos hasta debajo de la rodilla, asomaban por debajo del
calzón y a veces se sujetaban a la pierna con cintas. Las camisas
tanto interior como exterior eran
muy parecidas a las femeninas, y las exteriores de fiesta
iban adornadas con lorzas, y cerradas con botones hechos de hilo.
Tenían como las de las mujeres canesú
recogiendo el vuelo de las lorzas y
las mangas muy anchas que terminaban en un puño.
Las
camisas iban provistas de botones camiseros que estaban hechos en
casa enteramente de hilo, y que todavía se utilizan hoy
para la indumentaria tradicional. En el siglo XVIII y
anteriores era larga hasta debajo de la rodilla, pero posteriormente
fue acortándose hasta llegar a la longitud actual.
TRAJE
MASCULINO
Estaba
compuesto por calzón, chaleco, chamarra, faja y montera.
El
Calzón
Era
de paño, o pana, llegaba hasta la rodilla, y llevaba trampa, que
cerraba con botones. Iba abierto en el borde exterior de la pernera
y abrochaba allí con 3,o 4 botones de metal, que iban sujetos a
veces con cadena. Por
debajo solía verse el calzoncillo , que sobresalía un poco. Los
colores eran variados: pardos, azules rojos, verdes, o negros, y
cambiaban algo según la zona
El
Chaleco
Se
componía de espalda y dos delanteros, que eran de paño o pana como
el calzón y podían ser del mismo o distinto color que éste.
La espalda estaba formada por dos piezas, pues tenía
un canesú de la
misma tela que los delanteros, el resto era
en los trajes de diario
de lino, y en los de fiesta podía ser de telas más ricas,
algodón o bien de paño, de
distinto color que los delanteros, con remontes de otro color,
formando a veces dibujos geométricos, o adornados con bordados
(menos frecuentemente). Los temas solían ser fitomórficos.
Llevaba doble abotonadura y
los botones eran de diferentes tipos, desde los mas
corrientes, hasta monedas, que iban cosidas directamente o colgadas
de una cadena, como los de los calzones.
La
Chamarra
Era lo que hoy llamaríamos chaqueta. Era de paño, corta, no pasaba mucho más abajo de la cintura,. La espalda estaba cortada en tres piezas, pues llevaba costadillos. No tenía el corte en la mitad de la espalda que llevan las modernas "americanas." Los delanteros eran enterizos. El cuello era alzado, pespunteado y picado. La solapa no era tal sino que la formaban los picos superiores al no abotonarse en el cuello. Tenían doble fila de botones que cuando eran metálicos a veces iban sujetos con "cadena de trasgu de quita y pon", estos eran de más lujo. Los otros más corrientes se llamaban botones "coleteros". También se usaron botones forrados o de madera.
La
Faja
Era
de lana, generalmente de estambre, roja, negra, parda, morada, azul
o verde. La de color rojo fue la que quedó como más característica
del traje tradicional, pero en realidad se usaron de todos los
colores.
Daba
varias vueltas a la cintura, sus extremos iban rematados por flecos,
y se ataba a un lado u otro de la cintura indistintamente.
La
Montera.
La
montera es el sombrero que usaron los asturianos, y pocas prendas
son tan representativas de nuestra indumentaria tradicional como ésta.
Era un gorro de paño que estaba compuesto de un casquete
formado por cinco piezas, y dos alas con forma de triángulos, que
posteriormente quedaron reducidas a una sola y un reborde en el extremo
opuesto.
Viene
de los gorros que usaban los pastores para defenderse del frío, y
sus dos alas colocadas hacía abajo,
servían para proteger del frío las orejas
y la cara, como los modernos pasamontañas. Eran generalmente
de color negro, pero también las hubo azules,
negras o pardas. Las de fiesta tenían el ala tiesa hacia
arriba, por ello se denominaron "piconas" A veces estas
piconas iban forradas de terciopelo, y los mozos las adornaban con
plumas y siemprevivas.
TRAJE
FEMENINO
Estaba
compuesto de saya y/o refajo, cotilla, mandil, dengue, pañuelo y
chamarra.
La
saya y el refajo.
Saya
era el nombre que recibía la falda exterior, pues a veces llevaban
varias, unas sobre otras y a las interiores las llamaban refajos.
Se
confeccionaban con paño
de lana de distintos colores con mucho vuelo, adornadas en su borde
inferior con cintas de terciopelo o con lorzas.
A veces para remendarlas cuando estaban viejas, o querían
alargarlas les añadían un trozo de
paño de distinto color y entonces se llamaban de "inxertu".
Los colores más utilizados fueron el rojo, azul, verde, amarillo,
pardo, o negro, y ponían las más nuevas encima de todas para
lucirlas los días de fiesta. Muchas veces la saya exterior era de
color negro.
La
hechura podía variar, según se abrochara delante, o tuviera dos
aberturas una a cada lado, atando
primero la parte delantera atrás y después la trasera alante;
entonces se llamaban sayas de "mandilete."
Se
ataban a la cintura, y llegaban poco más arriba del tobillo.
En el extremo, por la parte interior, llevaban una pieza de
tela para proteger el borde, que se llamaba contrapisa.
Cotilla.
Prenda
que se ponía encima de la camisa o chambra, hacía las veces de
ajustador y también se le llamó corpiño. Eran cortos, ajustados, y
sin mangas, terminaban con aletas en su borde inferior que formaban
la faldilla con acuchillados y tenían abrochadero de cordón. Estos
cordones se llamaban "guyetes" y estaban rematados por
unas piezas de metal que se llamaban "ferretes".
La espalda estaba formada
por tres piezas unidas entre si por costadillos curvos.
Eran de telas ricas y las había de todos los colores. Las
lisas a veces llevaban bordada la espalda.
Mandil
Los
mandiles de fiesta eran de todos los tamaños y colores. Sus tejidos
fueron, el lino, lana,
terciopelo, panilla,
raso y otras telas exóticas que pudieran traerse desde
Castilla, León y Extremadura.
Iban adornados con flecos, cintas, puntillas, incluso
abalorios, que en ocasiones eran de azabache. Podían llevar o no
bolsillos.
Pañuelo
El
pañuelo de cabeza, era de tamaño y color variados, pudiendo ser
cuadrado, de "cuatro puntes" o bien cortado en forma de
triángulo, estampados o lisos, rematados con festones, puntilla o
simplemente cosidos sin ningún adorno.
De distintos tejidos los de fiesta: Seda, algodón, lana,
raso, etc. y
generalmente de lino, los de diario. Su colocación varía según
las distintas zonas de Asturias. En esta zona central se coloca de
manera muy sencilla, doblado por la diagonal, si tiene forma
cuadrada, de modo que una de las puntas cuelgue sobre la espalda.
Los otros dos extremos se cruzan sobre la nuca atándolos
encima de la cabeza con un nudo y dejando colgar las dos puntas, o
bién recogiéndolas debajo del mismo pañuelo.
Manuela Sánchez "Licos" Finales S:XIX. (Fam.
Angelita Muñíz)
Dengue
Se
puede definir como especie de esclavina
manteleta de lana, o paño de hombros. Cubre parte de la
espalda y tiene los extremos muy largos cruzándose en el pecho y
atando por detrás en la cintura.
Solían
tener una costura vertical en el centro de la espalda, otras dos
en los hombros y otra más en las puntas a la altura de la
cadera. Se
confeccionaban con distintos paños de lana, raso, o terciopelo .
Iban adornados con orlas de terciopelo liso o labrado, agremanes,
abalorios y flecos. Su
anchura y los adornos variaban
según las zonas.
Chamarra
La
chamarra femenina era de corte similar a la masculina y se utilizó
en toda Asturias, aunque tenemos más evidencias de su uso en la
zona oriental. En zona occidental se conservaron algo más que en la
del centro y también las usaron las vaqueiras.
En
resumen, en esta zona nos encontramos con los dengues más anchos
que en la oriental y más estrechos que la occidental,
no suelen ir rematados por flecos, sino que llevaban guarnición
de terciopelo en los bordes. Las sayas son de colores más vivos que
en las otras dos zonas, y los pañuelos se colocan cruzados en la
nuca y atados arriba de modo que una de las puntas cuelgue sobre la
espalda.
Los
hombres no presentan variaciones notables con respecto a las otras
zonas Asturias.
VARIANTES DE LAS DISTINTAS ZONAS
ORIENTE
Traje de Llanisca:
En
esta zona es evidente la influencia de Cantabria y Vascongandas.
Las
diferencias son mucho mayores ahora que antiguamente. El traje de
fiesta femenino era casi igual que en el resto de Asturias solo los
dengues un poco más estrechos y algo más adornados con
agremanes (pasamanería con alguna piedra) y las puntas del
dengue en vez de colgar en la espalda se sujetaban alrededor de la
cintura.
Lo
que más diferencia esta zona es el modo de colocar el pañuelo que
se pone alrededor del moño, con muchas lorzas y de manera que el
pico queda muy corto y no cae sobre la espalda. De un modo parecido
colocan el pañuelo las cantabras del valle del Pas y las vascas.
Otras
características actuales son los mandiles de colores de telas muy
finas, que hacen juego con la cotilla y el pañuelo, y la
banda, que es una cinta ancha que se anuda el mandil a un lado
de la cintura, y es del mismo color que el pañuelo.
La
chaqueta que no se perdió como en otras zonas, no la visten sino
que la colocan prendida sobre el hombro izquierdo adornada con un
ramo de flores.
Con
el paso del tiempo se adornaron las faldas con bordados y agremanes
de modo que hoy entre las cintas de terciopelo casi no se ve el
tejido.
Traje de Porruano
En
cuanto a los hombres se vestían de modo parecido, pero en esta zona
los remontes eran más llamativos y los colores más claros. Aquí
la influencia de los trajes de Cantabria especialmente del valle de
Cabuérniga y de algunas zonas del País Vasco es innegable, sobre
todo en los tonos de los paños
que en Cantabria son blancos en ocasiones, y los remontes o
adornos picados de paño de color más oscuro. Además se conservó
la chaqueta larga que deriva de una prenda llamada
ropilla. Lo más llamativo de ella además de la
longitud, mayor que en otras zonas, es que van abiertas en la sisa y
se pueden meter los brazos por la abertura quedando colgando las
mangas, característica de las antiguas ropillas con mangas
perdidas.
Los
chalecos se fueron haciendo cada vez de telas más ricas y se
abandonó el de paño con la espalda de lino. Hoy día son siempre
de raso, brocado, etc.
Este
traje que actualmente usan los hombres llaniscos lo llaman de
porruano porque quedó
el nombre del traje unido solamente al pueblo de Porrua.
En
toda esta zona al ser numerosos los indianos que regresaron con
fortuna, se fueron adornando y
recargando mucho los trajes hasta llegar a los de hoy que parecen a
simple vista completamente distintos de los del resto de Asturias.
Traje
de
Cabraliega:
Es
casi igual que el de llanisca, pero actualmente tiene ligeras
diferencias.
El pañuelo es estampado.
Los agremanes de la falda van cosidos solo en uno de sus
bordes, como antiguamente.
La chaqueta tiene redondeados los delanteros en la parte
inferior.
El chaleco y el mandil no tienen por qué ir a juego.
El mandil es siempre negro.
Estas diferencias no se sabe si son reales y siempre
existieron, pero parece más lógico pensar que fueron conservándose
sólo en Cabrales y quedaron como características de allí.
Traje
de Cabraliego:
Aunque
hoy día se usa el de Porruano, antiguamente se usaba el mismo traje
de fiesta en toda Asturias.
OCCIDENTE Y VAQUEIROS
En
esta zona se siente con fuerza la influencia de Galicia y de León
por eso encontramos pañuelos parecidos a los que se usan estas
provincias e incluso en Portugal, y resumiendo podemos decir que el
traje de la zona interior occidental es prácticamente igual que el
de la comarca leonesa de Llaciana.
Traje de la mujer
En
la zona de la marina occidental se usaba un traje prácticamente
igual al del resto de Asturias aunque sustituyendo a veces el dengue
por el pañuelo de hombros quizás con mas frecuencia, y usando el
pañuelo estampado para la cabeza, que utilizan también en la
vecina Galicia. Es
característico de esta zona el uso del rodao o manteo, que también
encontramos en el traje gallego.
En
las comarcas del interior los colores de las faldas son mas oscuros,
los pañuelos largos, (llegan por la mitad de la espalda) bien calados sin que se pueda ver ni el nacimiento del cabello y en
general la ropa es más austera que la del resto de Asturias.
A
veces las vaqueiras no llevaban dengue ni pañuelo, y colocaban para
tapar la camisa, debajo de la cotilla un pedazo de paño que se llama
facha.
Los
dengues en esta zona eran mucho más anchos que en el centro y por
supuesto que en el oriente de Asturias, y se usaban mucho más los
mantones o paños de hombros, semejantes a los leoneses.
Traje
del hombre:
Lo
más característico de los vaqueiros fue el uso del sombrero
leonés que sustituyó a la montera en el siglo XIX.
Conservaron
las polainas, que tanto usaban los pastores en toda Asturias.
Los
calzones no iban abiertos sino cerrados con puño y adornados con remontes
en la abertura.
La
chaqueta ya descrita
por Jovellanos, tiene en la espalda en vez de costadillos curvos dos
cortes en forma de ángulo agudo, era más larga que las de otras
zonas y llevaba faldetas como las antiguas casacas.
En
la marina occidental el traje era igual que en el resto de Asturias,
concretamente en la zona centro